Quienes vivieron durante la Belle Époque no lo sabían entonces. Sólo retrospectivamente se consideró este periodo como tal, ya que se enmarcó entre 2 guerras, la de 1870 y la de 1914. Al final, el término es más bien una expresión de nostalgia, de los días felices, los mismos que ignoraban la locura y la miseria de la guerra que vendría después. ¿Vivimos ahora una nueva Belle Époque? Para los que viven actualmente la guerra, está claro que no es así, pero para los que se han salvado y pueden vivirla algún día, ¿cuál es la situación?
Cada día es un buen día
No sabemos disfrutar de la luz porque nunca hemos conocido la noche. Quizá así deberíamos resumir nuestra situación. Para todos aquellos que no apreciamos nuestra vida cotidiana, probablemente se deba a que las bellezas que encierra no han sido puestas en perspectiva con la oscuridad o el caos. Viviendo en la comodidad acogedora de la vida moderna, olvidamos que la realidad podría ser muy distinta. El hambre, el frío, el miedo y la angustia están en el corazón de la guerra. Estas cosas parecen lejanas cuando las vemos en la televisión, pero pueden traspasar la pantalla en cualquier momento y no deberíamos tomar tan a la ligera y por sentado lo que millones de personas buscan al otro lado del globo o no tan lejos de casa. Cada día que estamos vivos y en paz es una victoria, y la gratitud por esta situación es el requisito previo para vivir felices.
Conviértete en el artesano de una bella época
Cuando pensamos en la Belle Époque, nos vienen a la mente los pintores impresionistas, las Ferias Mundiales, el progreso científico y tecnológico, el optimismo, París, cierta dulzura que emanaba de los paisajes bucólicos. ¿Qué podemos hacer hoy para formar parte de la belle époque de la vida cotidiana? ¿Cuáles serían las características de la Belle Époque actual?
La paz, las artes, la belleza y la verdad
La guerra es sinónimo de crueldad, fealdad, mentira y destrucción. La paz, en la era de una nueva Belle Époque, debería encarnar los valores opuestos. Todos y cada uno de nosotros podemos actuar en favor de la armonía.
La civilización del poder frente a la civilización de la fuerza
Una civilización es como un organismo: nace, crece, se convierte en adolescente, luego en adulto y finalmente envejece. Algunas civilizaciones permanecen en un nivel adolescente, mientras que otras siguen creciendo y floreciendo. Una civilización inmadura tiende a cultivar la fuerza, es decir, a querer dominar a los demás. Luego, si consigue madurar, no busca dominar por la fuerza, sino por sus artes, su ciencia y su moral. Cuando Roma subyugó a las ciudades griegas del mundo antiguo, se produjo el típico encuentro entre una civilización adolescente y otra más madura. De ahí que los romanos adaptaran la filosofía griega y el panteón griego, y que algunas de sus élites adoptaran el griego como lengua de estudio. Algunos sostienen lo contrario, que fue el ingenio romano el que triunfó sobre la desunión griega. Juzgue usted. Podría ponerle otro ejemplo significativo. Piense en los mongoles, que invadieron China y la dominaron durante un tiempo, pero unos siglos después es China la que brilla con su aura económica y cultural, y la civilización mongola hace tiempo que desapareció de la pantalla de radar de la historia.
Ser artesano de una nueva era significa formar parte de una civilización de poder
El mundo está conectado y tenemos la oportunidad de ser pacificadores a través de las artes, las ideas y el esfuerzo por cultivar la belleza en nuestras almas y corazones. “Cada conciencia que se eleva levanta el mundo.
Crear bellos recuerdos
Tanto si viene la guerra como si se va, es importante crear un banco de buenos recuerdos. En principio, ésta es la labor de los padres. Deben asegurarse de que sus hijos tengan recuerdos maravillosos de su infancia que puedan evocar a voluntad cuando sean adultos. Si tu infancia no te aportó dulzura ni ternura, te corresponde a ti crear voluntariamente esos futuros recuerdos. Verás, un recuerdo es como un salvavidas que puedes utilizar cuando la vida empieza a ir mal. Un recuerdo debe estar lleno de amor, dulzura y otras emociones positivas. Es como una almohada en la que puedes dormirte cuando todo a tu alrededor se vuelve oscuro y amenazador.
